“Gracias a mi paciencia y mi trabajo se ha convertido en un caballo tan sumiso y de cabeza tan firme, que soy capaz de hacerle maniobrar en compañía de otros buenos y bravos jinetes, con las riendas sueltas sobre las crines llevando yo las manos pegadas al cuerpo; esto prueba lo firme de la cabeza del caballo y su perfecto conocimiento de las ayudas... “
Antoine de Pluvinel (1552-1620)